Termas, descanso y naturaleza en Villarino
Las aguas termales de la ciudad de Pedro Luro, partido de Villarino en la provincia de Buenos Aires, son un atractivo turístico destacado por su antigüedad y por las propiedades beneficiosas para el cuerpo.
En mayo de 1941 la Dirección de Minas y Geología de la Nación llevó adelante una perforación en busca de petróleo y brotó agua salada a 70 grados de temperatura que, al entrar en contacto con el aire, adquirió un color rojizo irisado por su composición mineral. Según el relevamiento que realizaron el Conicet, dos universidades nacionales y una extranjera hace 920 mil años la lluvia sobre la región de Sierra de la Ventana se filtró en la tierra y atravesó sus diferentes capas hasta llegar a su ubicación actual en la cuenca del Colorado.
Para Marcos Kunich, director municipal de turismo, esa investigación científica fue de “vital importancia ya que hemos podido avanzar en datos estadísticos y concluir un proceso de muchos años. Nos permitió conocer las propiedades específicas del agua para contarles a los turistas los beneficios y seguir posicionándonos como un destino de turismo para la salud”.
El agua surge de una capa interna a 968 metros de profundidad que le otorga características únicas. Es hipermarina por tener una mineralización casi cuatro veces más alta que el Océano Atlántico, con 124 gramos de sales por litro mientras que el mar concentra 38 gramos.
También es hipertermal porque en boca de pozo brota a 72 grados, en el trayecto hacia las piletas del complejo pierde temperatura e ingresa con 60 y se mantiene entre los 35 y 40 grados. Además, reúne una importante cantidad de minerales como cloro, sodio, calcio, magnesio, litio, amonio, azufre, bromo, yodo, nitrógeno, hierro y potasio, en grandes proporciones.
Todas esas cualidades la han convertido en una opción saludable para tratar cuadros de estrés, dolores musculares, trastornos circulatorios y problemas respiratorios.
Durante casi treinta años este surgente de agua quedó prácticamente cerrado, solo lo conocían los pobladores de la zona, hasta que en 1967 el gobierno provincial comenzó a construir un hotel que se inauguró el 23 de agosto de 1969, el edificio se llamó Pedro Barragán en honor al hombre que donó a la Provincia las tierras donde se realizó la perforación inicial. Desde su fundación, las distintas generaciones de concesionarios realizaron reformas y cada una le imprimió al predio su propio estilo.
El 18 de agosto de 2018 se llevó a cabo la reinauguración del hotel, luego de seis meses en los que había permanecido cerrado por obras para el reacondicionamiento edilicio.
“Termas de Luro, hotel & spa” está ubicado a cuatrocientos metros de la Ruta Nacional 3. Es el sitio perfecto para relajarse y descansar por su amplia oferta de servicios en un ambiente natural único en el territorio bonaerense.
El espacio termal incluye tres piscinas cubiertas a distintas temperaturas, hidromasajes, cascada y sauna hidrotermal. Además, ofrecen masajes descontracturantes con diferentes técnicas, drenaje linfático y aromaterapia.
Al aire libre, otras cinco piletas con agua termalizada a diferentes grados complementan el atractivo desde donde se pueden observar los paisajes típicos del sur de la Provincia.
La gastronomía es parte fundamental de la propuesta para una reparadora estadía de relax. En la casa de té, el restaurante y cervecería artesanal se pueden degustar exquisitos sabores.
“En Pedro Luro, los turistas van a encontrar todos los servicios necesarios para disfrutar de la estadía con atractivos cercanos como la laguna La Salada y el Complejo Salesiano de Fortín Mercedes, ubicados a solo cinco kilómetros de las termas”, detalló Kunich.
Con sus sanadoras aguas milenarias, sus generosas lagunas y sus sitios de valor histórico y religioso, Villarino es un destino imperdible para conocer y visitar cuando se pueda volver a viajar.