Una tirolesa extrema en Río de Janeiro
Se podrá desafiar la gravedad y deslizarse a casi mil metros de altura, a partir del mes de noviembre.
El Bondinho, el teleférico que sube al célebre monumento natural carioca, ubicado en el barrio de Urca, ya no será la única opción para disfrutar de una vista privilegiada sobre la ciudad y la bahía. A partir de noviembre, una tirolesa conectará el cerro del Pan de Azúcar con el Morro de Urca. Estará accesible a todos los visitantes que se animen a desafiar el vacío. La tirolesa medirá 755 metros, con cuatro líneas que permitirán realizar el recorrido entre los dos cerros en menos de un minuto y a una velocidad de 100 km/h. Será puesta en servicio en noviembre para celebrar los 110 años del Bondinho.
“Será la tirolesa más bonita del mundo; no será la más larga ni la más rápida, pero sí la más bonita”, adelanta Sandro Fernandes, presidente de la empresa que administra el acceso al monumento.
En 1817, la alpinista inglesa Henrietta Carstairs se convirtió en la primera persona en escalar el cerro carioca del Pan de Azúcar. Tras la instalación de teleférico, a comienzos del siglo XX, más de cinco millones de personas visitaron el monumento natural conformado por los dos cerros icónicos de Río de Janeiro. Inaugurado en 1909, el teleférico del Pan de Azúcar fue el primero de Brasil y el tercero del mundo. Actualmente, es el más antiguo en funcionamiento a nivel global. Últimamente, se ha convertido en una atracción gastronómica y de entretenimiento, con shows y eventos en vivo, de día y durante la noche.
Desde la cima de los dos morros es posible admirar el deslumbrante paisaje urbano, que incluye la playa de Botafogo, la costanera de Copacabana y la entrada de la Bahía de Guanabara. En el verano, el anfiteatro ubicado en la cumbre del cerro de Urca es escenario de conciertos y actividades de entretenimiento, cuando la agitación nocturna se suma a la belleza del paisaje y se despliega un show de luces en homenaje a la ciudad.