St. Martin, un destino para explorar
Más de 35 playas al mejor estilo caribeño, alrededor de 350 restaurantes, 120 nacionalidades juntas, mucha historia colonial, una vibrante vida nocturna y dos maneras diferentes de entender la hotelería, son algunos de los rasgos de esta pequeña y excepcional isla, compartida por Francia y Países Bajos.
La invitación es descubrirla y explorarla ahora que Copa Airlines retomó la ruta el 2 de junio pasado luego de una pausa de dos años. El regreso de Copa Airlines con dos frecuencias semanales (miércoles y viernes) a bordo de un Boeing 737-800, abre el abanico de opciones para que los viajeros colombianos se animen a visitar este espectacular destino a través de una breve conexión en Panamá.
Una de las características más llamativas de la isla es su división administrativa. En realidad, son dos países diferentes que conviven en una superficie de 90 km2. Por un lado, la comunidad de ultramar de Saint Martin, perteneciente a Francia y situada en la parte norte de la Isla, con Marigot como capital; y, por otro, el país independiente de Sint Maarten, perteneciente al Reino de los Países Bajos –con un estatus similar al de Curazao– que ocupa la parte sur, con Philipsburg como capital.
Se trata de la única frontera terrestre europea por fuera de Europa. Sin embargo, el tránsito de un lado al otro es totalmente libre y los locales y turistas viven como si fuera una sola isla, aunque se trata de dos experiencias distintas pero complementarias. Mentras el lado holandés es bastante activo en comercio, vida nocturna y cuenta con grandes hoteles en amplias edificaciones –incluido aeropuerto Princesa Juliana en donde se efectúa la inmigración– el lado francés es más tranquilo y sofisticado, con una hotelería enfocada en propuestas boutique y una arquitectura particular.
Esa es precisamente la propuesta de las autoridades turísticas de la isla. Rentar un automóvil, que es bastante sencillo en cualquiera de las compañías internacionales presentes en la isla (la edad mínima para conducir son 18 años) y aventurarse a recorrer sus carreteras y atravesar sus montañas. En St. Martin todo el mundo habla inglés, el dólar se recibe en todos los establecimientos y es bastante sencillo encontrar personas que hablen español, ya que conviven alrededor de 120 nacionalidades.
Descubriendo el lado francés: de este a oeste
En línea con la propuesta de explorar el destino, la hotelería en la isla no se rige por el modelo todo incluido en ninguno de los dos territorios, aunque existen excepciones. Del lado francés, el Secrets St. Martin Resort & Spa, ubicado la bahía Anse Marcel ofrece una experiencia Unlimited Luxury frente a la playa del mismo nombre. Cuenta con 258 habitaciones, spa, bares, restaurantes y todos los servicios de una propiedad de su categoría.
Situada en la punta norte de la isla, en parte más alejada de St. Martin, Anse Marcel hace parte de una enorme reserva natural que se extiende por buena parte las costas francesas. Junto al hotel opera una pequeña marina y desde allí zarpan los yates a una de las actividades más atractivas de esta área: un pasadía en el islote de Ilet Pinel.
Muy cerca de allí se encuentra Oriente Bay, uno de los epicentros turísticos más atractivos de toda la isla por su extensa playa y su tranquilo vecindario de pequeñas propiedades que no superan los tres pisos de altura. Es, además, el escenario propicio para actividades acuáticas como el jetsky y el parasale. En esta apacible villa, construida con el sello distintivo de la arquitectura caribeña francesa, conviven residencias, villas turísticas, hoteles tipo boutique (Esmeralda Resort, Orient Beach Hotel, Palm Court Hotel, La Plantation y La Playa Orient Bay), tiendas de alimentos y alrededor de 15 restaurantes, desde la alta gastronomía y cocina fusión como L´Atelier o L´Astrolabe, hasta establecimientos de playa.
Cerca de allí se erige uno de los escenarios más representativos del St. Martin francés: la bahía de Grand Case. Conservando aún su aire de típico pueblo pescador, en Grand Case funcionan algunos de los mejores restaurantes de la isla –poco más de 20– y seis hoteles pequeños y medianos situados frente a una espectacular playa.
Ya un poco más al sur se levanta la ciudad de Marigot, capital de St. Martin y fiel exponente de la identidad francesa caribeña. De ello dan cuenta sus fachadas típicas del siglo 19, la emblemática iglesia católica y el mayor monumento histórico de la comunidad, el Fort Louis, que desde lo alto domina la bahía con cañones apuntando eternamente al horizonte. Otra alternativa interesante para variar la agenda es la visita a Loterie Farm, situada en el centro de la isla, justo en la base de su montaña más alta, Pic Paradis, con 424 metros.
Sint Maarten, la esquina del movimiento
La experiencia más llamativa del lado holandés es, sin duda, el avistamiento, bastante cercano, del aterrizaje de los aviones en el aeropuerto Princesa Juliana, situado en el extremo suroeste de la isla. Esto es posible en la playa de Maho Beach, adyacente a la terminal aérea y en donde también se ubica el otro hotel todo incluido de la isla, el Sonesta Resort Sint Maarten.
Cerca de allí también se encuentran playas fantásticas como Cupecoy Beach; la muy popular Mullet Bay, en donde operan concurridos restaurantes y se recomienda apreciar el atardecer; y la playa de Simpson Bay, en donde opera el Simpson Bay Resort y uno de los restaurantes más destacados del lado holandés: La Patrona. En esta zona también funcionan varios casinos y clubes nocturnos.
Más hacia el centro sur de la isla son apreciadas las playas de Cole Bay, Cay Bay y Little Bay. En esta última opera el Divi Little Bay Beach Resort, uno de los alojamientos más atractivos del área. Allí mismo, sobre la colina, se erige el Fort Ámsterdam, el equivalente holandés al Fort Louis. Finalmente, más hacia el oriente se levanta la ciudad de Philisburg, con su respectiva playa y numerosos comercios y restaurantes que funcionan al ritmo de los cruceros que atracan en la Great Bay.