Diez consejos para viajar por Europa sin estrés
“Donde fueres, haz lo que vieres”: el viejo refrán sigue vigente cuando se trata de organizar un viaje a Europa, que suele durar un tiempo prolongado e incluir varias escalas.
Los mandamientos del viajero que va a Europa, sobre todo si es por primera vez (porque luego ya habrá adquirido seguramente la confianza y los tips imprescindibles), invitan a viajar teniendo en cuenta detalles de itinerario, equipaje y transporte que mejorarán su experiencia.
Aquí una lista de diez recomendaciones que harán más placentero un viaje que suele ser largo y que puede incluir varias escalas.
1 Evitar el exceso de equipaje
Conviene empacar lo estrictamente necesario y en valijas livianas. Cuando se esté usando una valija demasiado grande y pesada, hay que pensar en lo que sería, por ejemplo, arrastrarla por las empinadas calles de Italia. La mayoría de las cosas que se llevan nunca se usan durante el viaje, de modo que lo mejor es no llevar ninguna valija que uno mismo no pueda levantar durante al menos unas decenas de metros. Además, los autos en Europa no suelen ser tan grandes y acomodar varias valijas grandes en el baúl puede ser un verdadero dolor de cabeza.
2 Empacar la ropa correcta (teniendo en cuenta la cultura y el clima)
Una vez que se logró acomodar todo en una valija transportable, hay que revisar si lo que se lleva es adecuado para el clima: aunque sea verano, hay destinos europeos propensos a la lluvia, como Irlanda, o con un sol tan intenso que requieren pensar en la protección de ropa liviana, pero de mangas largas. Por otra parte hay lugares de culto, como la basílica de San Pedro en Roma y muchas otras iglesias en Europa, que tienen su propio código de vestimenta (hombros y rodillas cubiertos). Lo mismo ocurrirá al visitar, por ejemplo, una mezquita en Turquía (que además requerirá cubrirse la cabeza).
3 Los remedios, siempre a mano
Puede ocurrir que el viajero inexperto decida embarcar sus valijas en el equipaje de bodega: pero es importante precisamente lo contrario, tenerlos siempre en el equipaje de mano, disponible para tomar en el momento necesario sin esperar el arribo de una maleta (o, peor aún, que se pierda la valija en algún tramo). Además, siempre llevar medicación para algunos días extra. Y con este consejo, uno más: nunca guardar dinero en el equipaje de bodega (parece que no, pero ocurre).
4 Investigar demasiado (o demasiado poco)
Las fotos en las redes sociales son un gran atractivo para elegir los destinos de viaje, pero pueden llevar a querer ver en un solo viaje destinos demasiado distantes entre sí, que conviene dividir en diferentes itinerarios. Además siempre hay que dejar un espacio para la sorpresa, para descubrir lugares que se hayan viralizado en ninguna parte. A esta recomendación se suma la de leer sobre el destino elegido antes de viajar, para conocer las costumbres locales y respetarlas: un viajero siempre es un visitante en casa ajena.
5 El que mucho abarca…
Europa no entra en un solo viaje: aunque a la distancia parezca posible, querer abarcarlo todo puede ser contraproducente. Conviene elegir itinerarios tal vez más acotados, pero que permitan vivir más el lugar y disfrutarlo. Tampoco es necesario pretender visitarlo todo: museos, monumentos, sitios históricos. A veces, menos es más, porque lo que cuenta es la experiencia palpable del viajero y, también, el tiempo para sentarse a disfrutar de un café y vivir el pulso de la ciudad.
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6 Conocer un mínimo del idioma
Este consejo puede ser difícil en Europa, donde se cambia de lengua casi en cada país, pero es siempre válido. Saber decir “buenos días”, “por favor” o “gracias” predispone mejor cuando se trata de la recepción del hotel, de una consulta o de pedir un favor en caso de emergencia, incluso cuando luego no se pueda seguir la conversación en otro idioma. Otras palabras recomendadas: desde las útiles como “baño” o “salida”, hasta algunas imprescindibles como “alergia”, si es el caso. Y por supuesto, una buena app de traducción en el celular será de gran ayuda.
7 Conexiones demasiado ajustadas
Ya sea en avión, bus o tren, es necesario tener un tiempo de conexión suficiente, incluso a prueba de retrasos. Hay que recordar que los aeropuertos europeos suelen estar sobrecargados en temporada alta y las demoras son comunes, por lo tanto un mínimo de dos horas entre vuelos es lo ideal (sobre todo si se trata de un aeropuerto grande, como en Ámsterdam o Londres). Si además hay que hacer migraciones o aduana, los tiempos también se prolongan.
8 Tomar nota del aeropuerto correcto
Las principales ciudades de Europa tienen más de un aeropuerto y más de una estación de tren (vale recordar París, por ejemplo, con los aeropuertos Charles de Gaulle y Orly), y Roma con Fiumicino y Ciampino (que suele recibir vuelos low-cost) o las estaciones de tren Termini y Tiburtina. Por lo tanto, siempre chequear el punto de partida y de arribo. Y no está de más recordar que el parecido puede engañar (Geneva no es Génova sino Ginebra, y ciudades francesas como Reims y Rennes pueden ser difíciles de diferenciar para el oído no acostumbrado).
9 Chequear los documentos
Además del pasaporte vigente, idealmente con seis meses como mínimo de vigencia, hay que estar atentos a la introducción de nuevas reglas de viaje, como el permiso electrónico de viaje ETIAS que numerosos países europeos están a punto de adoptar. Por las dudas, conviene siempre tener una copia de los documentos y chequear también si es preciso contar con un permiso internacional de conducir. Además, no olvidarse de dar aviso del viaje al banco o entidad emisora de la tarjeta de crédito, para evitar bloqueos de seguridad no deseados. Por último, el seguro de viajero es imprescindible.
10 Adaptadores, roaming y horarios
La mayoría de los países europeos tienen enchufes de dos patas redondas, pero no todos. Por lo tanto, hay que controlar que se tenga el adaptador correcto antes de viajar. Lo mismo con el plan de datos del celular, si se quiere evitar malas sorpresas en la factura al regreso. Finalmente, hay que recordar que Europa tiene tres zonas horarias diferentes: occidental, central y oriental. El dato es clave para acertar conexiones y horarios de aviones y trenes. En la zona horaria occidental se encuentran Portugal, Irlanda y el Reino Unido, La mayor parte de Europa pertenece a la zona horaria centroeuropea. En el huso horario oriental están sobre todo Finlandia, los países bálticos, Grecia y Rumania.