Islas privadas, la nueva tendencia

Unos pocos logran cumplir el deseo de muchos: comprar o vacacionar sobre una isla privada. Sin embargo, no es un privilegio reservado a los ultrarricos. Cruceros y agencias también aportan su cuota de sueño.

El turismo es víctima de su propio éxito y debe lidiar con la saturación de los destinos más populares del mundo y la presión que esto provoca. En ciudades como Barcelona, Venecia y Ámsterdam, el turismo masivo genera tensiones entre los residentes locales y los visitantes. Lo mismo pasa en islas, sitios naturales y hasta en la cumbre del Everest. Ante esta problemática, la solución más radical y glamorosa es retirarse sobre una isla privada. Pero ¿a qué precio y de qué forma? 

La compra de islas privadas en auge

El mercado de islas privadas ha experimentado un notable crecimiento, especialmente desde la pandemia de COVID-19. Chris Krolow, fundador de Private Islands Inc., una empresa con sede en Canadá que se especializa en la venta y alquiler de islas, señala que las ventas se han disparado en los últimos años.

Krolow, conocido por el programa de televisión “Island Hunters”, es uno de los actores más importantes en este mercado. Actualmente, su empresa tiene a la venta alrededor de 600 islas en todo el mundo, con precios que oscilan desde los 23.700 euros en Belice, hasta los US$ 160 millones por una isla en Tailandia. Advierte que comprar una isla no es simplemente una cuestión de lujo y exclusividad. Los propietarios deben tener en cuenta los elevados costos operativos asociados, que incluyen el suministro de recursos, el mantenimiento de las instalaciones y el transporte de personas y bienes desde y hacia la isla. Todo esto puede hacer que la operación de una isla privada sea un desafío logístico y económico.

Invertir en islas privadas

El interés por las islas privadas no se limita a los individuos adinerados. Grandes empresas del sector turístico, como las líneas de cruceros y las cadenas hoteleras, también han empezado a invertir en estos destinos exclusivos. Al hacerlo, buscan ofrecer a sus clientes una experiencia más controlada y de mayor calidad, mientras que al mismo tiempo se desvinculan de los problemas asociados con el turismo masivo.

Royal Caribbean, por ejemplo, ha sido pionera en este tipo de iniciativas desde la década de 1980, cuando adquirió su propia isla en las Bahamas, llamada CocoCay. En los últimos años, la compañía ha invertido 250 millones de dólares en la isla, transformándola en un destino exclusivo para sus pasajeros. Además, Royal Caribbean gestiona otros complejos privados en Haití y está planeando uno nuevo en Vanuatu, en el Pacífico Sur.

Desde 2019, las empresas de cruceros han invertido cerca de 1.400 millones de euros en islas y complejos turísticos privados en el Caribe. En total, estas empresas controlan al menos 15 islas y playas privadas en países como Belice, República Dominicana, Haití, México y las Bahamas. Estos desarrollos no solo buscan maximizar las ganancias, sino también reducir la presión sobre los destinos turísticos saturados.

La mayoría de las islas están bajo la jurisdicción de algún país, lo que significa que los compradores potenciales deben cumplir con regulaciones específicas.”

¿Un lujo reservado a los ultrarricos? 

El turismo de lujo es otro sector que ha visto un aumento en la demanda de islas privadas. Stacy Fischer-Rosenthal, presidenta de la exclusiva agencia de viajes Fischer Travel, explica que la atracción de las islas privadas siempre ha sido la misma: proporcionar un entorno lujoso y aislado para aquellos que desean disfrutar de su tiempo con un grupo selecto de personas. En su empresa, los clientes pagan cuotas elevadas para acceder a estos destinos exclusivos, lo que refleja el nivel de opulencia asociado con este tipo de viajes.

Señala que destinos como el Caribe, particularmente las Islas Vírgenes Británicas y las Bahamas, son muy populares entre sus clientes, quienes a menudo utilizan aviones privados para desplazarse hasta allí. Esta facilidad de acceso, combinada con la exclusividad de las islas, convierte a estos lugares en los preferidos para escapadas de lujo de fin de semana.

El desafío de gerenciar una isla privada

Si bien la idea de tener una isla privada suena como el máximo símbolo de estatus y exclusividad, la realidad es que administrarla puede ser una tarea ardua. Las islas, por su naturaleza, están alejadas de las infraestructuras necesarias, como el suministro de agua, la gestión de residuos y el acceso a servicios médicos. La autosuficiencia puede ser atractiva para algunos, pero también implica costos significativos y desafíos logísticos.

Además, es importante señalar que la mayoría de las islas están bajo la jurisdicción de algún país, lo que significa que los compradores potenciales deben cumplir con regulaciones específicas.

También te podría gustar...