Consejos para preparar un viaje por la Puna
Es una de las regiones más extremas del país, pero también una de las más bellas y fascinantes para descubrir. Remota, casi desconocida, invita a conocerla pero viajando bien preparados para el clima y la altura.
La Puna argentina es una vasta región de altiplanos y paisajes de siluetas surrealistas ubicada en el noroeste del país. Destino cautivante, gracias a su belleza remota y su rica cultura, es un imán para aventureros y viajeros que buscan encontrar lo más auténtico de un paisaje extremo, pero que quieren también vincularse con su gente, portadora de una cultura ancestral y genuina.
Para los viajeros que se animen a explorar esta región única, es fundamental prepararse adecuadamente para sacar el máximo provecho de la experiencia. Aquí, presentamos algunos consejos esenciales para aquellos que planean viajar a la Puna.
Preparación para la altitud
La altitud promedio en la Puna argentina supera los 3.500 metros sobre el nivel del mar, lo que puede causar síntomas de mal de altura en los viajeros no acostumbrados. Para minimizar el impacto, es recomendable aclimatarse gradualmente antes de embarcarse en actividades físicas intensas. Mantenerse hidratado, evitar el alcohol y consumir alimentos ligeros para ayudar a la adaptación del cuerpo es lo ideal. O, como dicen en la Puna, “hablar poquito, andar pasito, dormir solito”.
Vestimenta adecuada
El clima en la Puna puede ser impredecible y tocar varios extremos. Se distingue por la amplitud térmica, con días calurosos y noches frías en verano. La altura de por sí garantiza frío todo el año en muchos de sus puntos principales. Se recomienda llevar ropa en capas para adaptarse a las fluctuaciones de temperatura. Un abrigo ligero, sombrero para protegerse del sol y calzado cómodo para caminar son imprescindibles. No hay que olvidarse de llevar protector solar y repelente de insectos.
Respeto por la cultura local
La Puna argentina alberga comunidades indígenas con una rica herencia cultural. Es fundamental mostrar respeto por sus tradiciones y costumbres. Siempre pedir permiso antes de tomar fotografías de personas y lugares sagrados, y evitar interferir en ceremonias o rituales locales. Una vez que se entre en relación con la gente, se descubrirá su calidez y la hospitalidad con que reciben a los viajeros de otras latitudes.
Planificación logística
Dada la naturaleza remota de la región, es importante planificar con anticipación el itinerario y tener en cuenta las distancias entre los diferentes puntos de interés. Es preciso asegurarse de tener suficiente combustible, agua y alimentos durante los desplazamientos, ya que las opciones de abastecimiento pueden ser limitadas en ciertas áreas, tanto para las comidas como para recargar la nafta del vehículo.
Respeto por el medioambiente
La Puna argentina es un ecosistema frágil y único que merece ser protegido. Siempre hay que seguir los principios del turismo responsable, llevando consigo toda tu basura y evitando perturbar la flora y fauna locales. Respetar las áreas protegidas y seguir las indicaciones de los guías locales para minimizar el impacto ambiental son premisas valoradas por quienes viven o visitan regularmente la región.
Seguridad en las rutas
Las carreteras que atraviesan la Puna pueden ser desafiantes, con tramos sin pavimentar y condiciones climáticas adversas. Se recomienda conducir con precaución y respetar los límites de velocidad, especialmente en rutas de montaña que pueden ser angostas y con poco agarre en vehículos no especialmente preparados. Es conveniente mantener siempre el auto en buen estado y llevar consigo un kit de emergencia en caso de contratiempos en el camino.
Disfrutar del silencio y la soledad
Una de las experiencias más gratificantes de viajar a la Puna argentina es la sensación de estar en un lugar apartado del mundo, rodeado de vastos paisajes y un silencio sereno. Hay que aprovechar esta oportunidad para desconectar del bullicio de la vida cotidiana y conectar con la naturaleza en su estado más puro, como hacen los propios habitantes de estos paisajes ásperos pero extraordinarios.