El desafío de conciliar turismo y explosión climática

El clima está cambiando o, mejor dicho, se está haciendo cada vez más extremo. El turismo es una de las actividades que más sufren las consecuencias del nuevo paradigma.

Las zonas más cálidas de España tuvieron un crecimiento del gasto turístico más lento entre las temporadas altas de 2019 y de 2023, según un estudio realizado a partir de datos anonimizados de pagos con tarjetas en los TPV de CaixaBank, que buscó seguir el patrón de gasto de los turistas durante las olas de calor.

El estudio tiene su razón de ser en una realidad que viven todos los turistas: el cambio del clima y su llegada a picos cada vez más extremos, lo que resalta en zonas de por sí habitualmente calurosas. ¿Cuál será su futuro? Y con ello, ¿cuál será el futuro de las inversiones turísticas en esas regiones?

Si el cambio climático es un gran desafío para el sector turístico, en España impacta especialmente porque el turismo representa el 12 % del PIB del país. En julio del año pasado, la Comisión Europea encendió las alertas con la publicación de una investigación que ubicó a algunas zonas españolas donde el turismo es más vulnerable al cambio climático. 

Alerta climático

El estudio «Regional impact of climate change on European tourism demand» del Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea estima la vulnerabilidad del turismo al cambio climático en diferentes partes de Europa. España es uno de los países con varias regiones incluidas entre las más en riesgo: considerando un escenario extremo, con alzas de temperatura en torno a 4 °C, Murcia y las Islas Baleares sufrirían una baja anual del turismo superior al 5%. Si para el total del año, con escenarios de +3 °C y +4 °C, la demanda turística podría bajar de 1,6 a 3,1 % respectivamente, para los meses de julio y agosto el descenso de la demanda podría ubicarse en -10 % (con una suba de temperatura de 3 °C) y en -15 % (con una suba de temperatura de 4 °C).

En cuanto al estudio de CaixaBank Research, identificó que entre julio y agosto de 2019 y el mismo periodo de 2023, en los 500 municipios más poblados de España, la costa atlántica tiene un crecimiento muy positivo, mientras que este crecimiento es mucho menor en la parte sur de la costa mediterránea. El gasto turístico se tuvo en cuenta considerando el gasto de tarjetas emitidas por entidades extranjeras (turistas internacionales) y el gasto de tarjetas emitidas por entidades españolas que realizan operaciones fuera de su lugar habitual de gasto (turistas domésticos). En pocas palabras: entre 2019 y 2023, las zonas menos cálidas de España son las que registraron un mayor crecimiento del gasto turístico. Para más precisiones, el gasto turístico creció alrededor del 45 % en los municipios con temperaturas medias más bajas (por debajo de 17 grados), y se limitó al 25 %-35 % en los municipios con temperaturas medias más elevadas (más de 23 grados).

“Si el cambio climático es un gran desafío para el sector turístico, en España impacta especialmente porque el turismo representa el 12 % del PIB del país.”

La investigación también puso la lupa sobre la ubicación de los municipios turísticos (costeros, urbanos o rurales) y constató que entre el verano de 2019 y el de 2023 el gasto turístico creció cerca de un 45 % en los municipios costeros con temperaturas promedio menores a 21 grados, mientras en los municipios costeros con temperatura promedio superior a 25 grados el gasto turístico creció un 35 %. Aunque parte de la diferencia se explica por la saturación de algunos destinos costeros de altas temperaturas, con menor potencial de crecimiento, el dato hace preguntarse cuál será la evolución a futuro y el margen de crecimiento que puede existir en estos lugares.

La lectura de la conclusión no sorprende: si los municipios menos cálidos tienen mejores resultados en turismo costero y urbano, el sector tendrá que adaptarse a una nueva realidad. Las ciudades quizá tienen ventaja, ya que suelen ofrecer lugares con aire acondicionado, como museos, negocios y restaurantes, mientras las áreas costeras en general ofrecen playa y aire libre, y están sujetas a las olas de calor. Además aún está por verse el impacto real del fenómeno en el turismo rural, que tuvo una importante suba después de la pandemia. Pero cualquiera sea el destino elegido, los especialistas advierten que las experiencias, infraestructuras y destinos turísticos tendrán que adaptarse, ofrecer más comodidades frente a las altas temperaturas y adoptar mejores prácticas para ayudar a mitigar el calentamiento global.

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