Experiencias para vivir la cultura de Salta
No por nada la llaman “La Linda”. Salta es un oasis cultural en el norte de Argentina, repleta de costumbres locales, gastronomía y paisajes imponentes. Desde folklore pasando por platos típicos, estos son algunos imperdibles para empaparse de su cultura y adentrarse en el corazón salteño.
Linda por su gente, por la magia que se desprende de sus coloridas montañas e infinitos paisajes. Linda porque enamora con sus tradiciones, creaciones culinarias, arquitectura colonial y tierras cargadas de historia. Linda porque es el apodo adjetivado más acertado que se podría encontrar para ilustrar la esencia de Salta. El origen real de su nombre esconde teorías aborígenes, vocablos en otras lenguas y hasta hipótesis de obstáculos lacustres que debían ser saltados para evadirlos. Más allá de las leyendas, algo es seguro: la octava provincia más poblada de Argentina es dueña de tesoros que hacen quedar bien al país en cualquier punto del mapa.
Viajar a Salta es un ticket asegurado hacia tierras ancestrales decoradas con tonalidades rojizas, montañas, volcanes, desiertos, cuevas, valles y selvas. Los 155.488 kilómetros cuadrados que recorre el territorio son meca del turismo regional y atraen a aventureros de todos los rincones del mundo. Pero, más allá de sus paisajes salidos de un cuento, la verdadera joya se oculta detrás de algo todavía más profundo y peculiar: su fascinante cultura. Y la mejor manera de vivirla es a través de estas siete experiencias para conectar con las raíces salteñas.
El desfile de los Gauchos de Güemes
Cada 17 de junio Salta se viste con sus mejores colores para honrar a uno de los personajes más queridos de la provincia, el General Martín Miguel de Güemes. Con desfiles que resumen la cultura norteña a la perfección: vestimentas, gastronomía, música, baile y un tributo a la patria. Los gauchos pasean por las calles de la capital montados a caballos y vestidos con los clásicos ponchos rojos, medias bordadas y botas de cuero. En la víspera de cada 17 de junio los locales se reúnen para armar fogones alrededor del monumento que lo recuerda, compartiendo cánticos y relatos que encierran años de historia.
Las peñas salteñas
Las famosas peñas salteñas tienen vida propia y levantan de sus asientos hasta a los más reservados. Los pies acompañan el ritmo, la música folklórica se siente en cada parte del cuerpo y lo que resta es simplemente disfrutar del espectáculo.
Por su aclamada fama que ya atraviesa fronteras, se pueden presenciar prácticamente en cualquier rincón de Salta. En su capital, la calle Balcarce hace los honores de brindar una auténtica noche: bailes en vivo, degustación de platos típicos y muchísima música. Además, el paseo por la peatonal – a pocas cuadras de la Plaza principal – es un plan en sí mismo.
La peña más conocida es la de Balderrama; fue la primera en abrir hace más de 50 años y concentró en sus paredes los más memorables bailes. Mercedes Sosa, la mayor exponente del folklore en Latinoamérica, inmortalizó el lugar en una de sus canciones: “Lucero, solito, brote del alba, dónde iremos a parar si se apaga Balderrama”.
Delicias gastronómicas
La empanada, encuentra su mejor versión entre rellenos y repulgues del norte. ¿Cuál es la particularidad de este clásico argentino en la región? La impecable combinación de sus ingredientes: carne cortada a cuchillo, cebolla bien picada, papa, pimentón dulce, comino, ají molido, huevo duro y cebolla de verdeo. La mezcla de sabores en su característica forma de medialuna es un camino de ida culinario que conquista a todos los comensales.
Además de las empanadas, otros imperdibles gastronómicos son el locro, los tamales y las humitas. Para completar el circuito, Salta es un destino ideal para los amantes del enoturismo. Su cepa insignia, el Torrontés, marida a la perfección con toda la oferta gastronómica y se cosecha entre medio de paisajes de altura espectaculares.
Museos de la ciudad
Recorrer la historia de Salta es posible gracias a los museos que se crearon en la ciudad. El más famoso es el Museo de Arqueología de Alta Montaña, dedicado a la antropología andina. El motivo de su popularidad se debe a la obra que contiene: los Niños de Llullaillaco, uno de los mayores hallazgos arqueológicos de los últimos años. En 1999 se encontraron tres incas momificados que se conservaron a la perfección después de más de 500 años, junto con distintos objetos que datan de épocas pasadas.
Las Ferias de artesanos
Cestería, tejidos, alfarería, artesanías en madera, ponchos. Técnicas milenarias que se pasaron de generación en generación y se convirtieron en parte de la tradición norteña. Excelente calidad, materiales, elementos naturales y una destreza innegable. Las artesanías en Salta son parte del patrimonio cultural, se encuentran en cada rincón de la ciudad y pueblitos.
Salta desde las alturas
Un tren a 4220 metros de altura. Cerros para apreciar la capital desde arriba. La ruta del vino más alta del mundo. Viajar por la provincia tiene su encanto, eso ya lo sabemos, pero conocerla desde las alturas potencia la experiencia aún más.
Uno de los lugares más visitados de Salta tiene fama por ser una muestra de ingeniería impresionante del siglo pasado. El Tren a las Nubes nació en 1972 y actualmente recorre 216 kilómetros a través de túneles, viaductos, puentes y un paisaje que deslumbra con tonalidades rojizas. Es el tercer tren más alto del globo y un punto turístico que no puede faltar en el itinerario viajero. Las leyendas locales lo reconocen como el intermediario entre la tierra y los sueños, responsable de que la Puna se fusione con el cielo.
En pleno centro de Salta Capital también está la opción de acercarse a las nubes, esta vez de la mano de un teleférico que finaliza su recorrido en el Cerro San Bernardo, declarado Reserva Nacional Municipal.
Icónicas y coloridas iglesias
Las cúpulas y fachadas de las iglesias siempre son parte del circuito turístico. Y la ciudad de Salta no es la excepción.
La Iglesia San Francisco, declarada Monumento Histórico Nacional, es la parada obligatoria en el recorrido. La combinación de tonalidades amarillas y rojas, junto con su increíble campanario de 54 metros – el más alto de Sudamérica -, constituyen la foto clásica de la ciudad. Para contrastar con esos colores, Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña también se gana su lugar en el podio por las mismas razones: su torre campanario de 44 metros y un porte que combina azules con rojos y amarillos.
Por último, la Catedral de Salta no solo se suma al espectáculo de colores del exterior, sino que además contiene en su interior el Panteón de las Glorias del Norte de la República, un espacio en donde se encuentran los restos de personajes emblemáticos en la historia de Salta.