Jamaica, naturalmente fascinante

Rodeada por el mar Caribe, la isla cuna del reggae, ofrece una variedad de atractivos de naturaleza, además de playas soñadas. Es una de las islas más grandes y diversas del mar Caribe con sus 240 kilómetros de largo y unos 80 km de ancho. 

Tal vez su mayor trascendencia la tenga como cuna del reggae y de Bob Marley -un virtual embajador- quien nació, vivió y murió en la isla. Jamaica es un destino de playas deslumbrantes de arena dorada, mar cálido y súper calmo. Pero también, de enorme atractivo de naturaleza por su geografía montañosa y de numerosos ríos cortos, cascadas y arroyos que la surcan entre la vegetación tropical que dan lugar a diversas actividades pensadas para el turista.

La belleza del paisaje de Jamaica es verdaderamente deslumbrante. Los primeros habitantes de la isla, llamados taínos, la bautizaron Xaymaca, que se traduce como “tierra de madera y agua”. Ocupa el quinto lugar de islas en el mundo, en cantidad de especies endémicas: habitan 329 especies de aves. Se las puede observar en lo alto del Parque Nacional Blue and John Crow Mountains. También, oír la misteriosa llamada de la paloma bruja de la montaña y alimentar a un colibrí con la mano, conocer el loro de pico amarillo y el tody jamaiquino.

Del contacto con la fauna, una actividad que enternece es la posibilidad de nadar con delfines en Dolphin Cove, en Ocho Ríos y Montego Bay. En la costa sur, se ofrece la excursión en bote, llamada Black River Safari. El “río negro” es el hogar del cocodrilo americano en peligro de extinción y del escurridizo manatí de las Indias Occidentales. Los guías de turismo avezados, pondrán a la vista de esas singulares criaturas.

Durante la temporada de verano (julio/agosto) llegan a las costas las tortugas marinas para desovar. Se las puede observar bajo un programa de conservación en hoteles como Jamaica Inn y Half Moon cuando se producen las eclosiones, las crías emergen y se dirigen al mar. 

Una visita para tomar nota es el bosque nuboso montano, uno de los más raros del mundo, donde habita la mariposa cola de golondrina gigante. 

Por supuesto que las playas son determinantes a la hora de planificar un viaje a Jamaica. Las más conocidas quedan en la zona de Montego Bay, Negril, Ocho Ríos y Rose Hall. Pero también están las “raras”, como las de arena negra en la costa sur, la Laguna Azul de Portland y el “agua de fuego” de Windsor Mineral Spring en St. Ann.

The Luminous Lagoon, ubicada en Falmouth, ofrece quizás la experiencia más singular de la isla. Es uno de los cuatro sitios de este tipo en el mundo: la bahía alberga microorganismos bioluminiscentes que reaccionan emitiendo luz, lo que hace que el agua brille por la noche. Hay una excursión que parte de los hoteles a las 18 horas, continúa en una embarcación al atardecer y ya de noche, se puede nadar entre el juego de luces submarinas.

“La belleza del paisaje de Jamaica es verdaderamente deslumbrante. Los primeros habitantes de la isla, llamados taínos, la bautizaron Xaymaca, que se traduce como ´tierra de madera y agua´”.

Un tour por una especie de cenote que se llama el Agujero Azul en la zona de Ocho Ríos y las cascadas del río Dunn, es muy recomendable. 

Jamaica es una isla con un crisol de razas enorme, donde la música es parte de la vida. Es la cuna del reggae: un género que constituye la filosofía de vida de los jamaiquinos. En el país nació, vivió y murió Bob Marley. Y una de las excursiones más atractivas y requeridas es ir a Kingston, el lugar más rico, bullicioso y de mayor movimiento de Jamaica. Ahi se podrá visitar la casa y el museo de la música.

En cuestión climática, no hay temporada específica de lluvias (aunque se registran más entre mayo y junio), y se puede pensar en viajar aún en pleno verano, para los meses de julio y agosto. Durante las noches refresca y la brisa del mar resulta agradable por lo que no hay días agobiantes.

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