Joyas imperdibles en la perla verde del Pacífico mexicano
Además de sus hoteles de clase mundial, reconocidos spas e incontable oferta gastronómica en sus más de 2 mil restaurantes y cocinas, Puerto Vallarta posee tesoros únicos, a la espera de ser descubiertos por sus visitantes.
Algunos clásicos, otros emergentes, todos por igual conforman el variopinto mosaico vallartense. Tal como los murales del Parque de los Azulejos, la contrastante y diversa oferta de atractivos es un deleite para los sentidos.
Jardín Botánico Puerto Vallarta
Al sur del Puerto, entre las montañas de la Sierra Madre Occidental se localiza el Jardín Botánico de Vallarta, un santuario natural reconocido internacionalmente que abrió sus puertas hace 18 años.
En su interior es posible encontrar colecciones de plantas en estanques, invernaderos, puentes y edificios emblemáticos como la capilla del jardín, además de selváticos senderos para caminatas.
Dentro de sus 120 hectáreas de extensión, alberga a diferentes tipos de orquídeas, magnolias, encinos, bromelias, agaves, palmas, y centenares de especies silvestres.
La visita puede incluir un recorrido guiado por expertos biólogos los cuales, proporcionarán información ambiental mientras se aprecian los conservatorios de plantas, las rutas de senderismo, la reserva forestal y los viveros, de igual forma incluye una aventura culinaria en su restaurante.
El Jardín Botánico ha recibido distintos galardones como el “Premio a la Excelencia de Jardines” en 2022 por la Asociación Americana de Jardines Públicos (APGA), y es considerado uno de los “Mejores Jardines del mundo para visitar en 2024” por Garden Tourism Conference.
Distrito de Arte Puerto Vallarta
Desde sus inicios, la perla verde del Pacífico mexicano ha sido un destino lleno de historia y cultura. Mientras la ciudad crecía demográficamente, también se expandía su vibrante vida artística, muestra de ello son los espacios dispuestos para las manifestaciones culturales.
El Vallarta Art Walk tiene como premisa poner el arte al alcance de los visitantes y residentes. Desde paredes intervenidas con personajes históricos, hasta las esculturas que embellecen el malecón, todo aquel que visite el destino puede disfrutar de ellas.
Algunos imperdibles son las esculturas conocidas como el Tritón y Sirena de Carlos Espino, La Rotonda del Mar de Alejandro Colunga, En Busca de la Razón de Sergio Bustamante o el Caballito de Mar de Rafael Zamarripa, mismo que se asocia con la identidad vallartense.
En las galerías y tiendas, es posible encontrar piezas para llevar a casa, como afiches cinematográficos, obras originales y artesanías wixárikas, estas últimas cumplen además la función de preservar la cosmogonía de esta ancestral comunidad, presente en la Sierra Madre Occidental.
Zona romántica
La también conocida como Zona Sur o Viejo Vallarta, se localiza al centro-sur de Puerto Vallarta. Sus calles estrechas concentran una variada oferta de cafeterías, restaurantes y tiendas, cada una, fiel al espíritu del vecindario que preserva sus caminos empedrados y edificios antiguos.
Esta parte de la ciudad alberga hoteles operados por familias, así como alojamientos boutique. Un valor agregado es que la vida nocturna se sitúa muy cerca de la zona y las propuestas gastronómicas son tan variadas que se puede encontrar tanto un puesto callejero como un restaurante de autor.
No hay que olvidar tomarse la foto frente al Parque de los Azulejos, con sus murales ataviados por coloridos mosaicos. Si la visita ocurre un sábado, resultará gratificante visitar el mercado de productores locales, que ofrecen desde comida hasta originales souvenirs.
Canopy River Park
Este parque ecoturístico situado en el ejido El Jorullo cuenta con diversos escenarios naturales como las majestuosas montañas de la Sierra Madre, el Río Cuale y una abundante vegetación.
Además de experiencias de adrenalina y aventura, es un refugio de especies endémicas y otras que han hecho de Puerto Vallarta su hogar. Sapos marinos, arañas de seda e iguanas negras, son algunos de los anfibios, atrópodos y reptiles sorprendentes que habitan el lugar.
La humedad del lugar también ha propiciado que la vegetación sea abundante, dando paso a flores como lirio araña, orquidáceas, bromelias, y una interesante variedad de hongos de colores.
Si surge el deseo de liberar endorfinas, la recomendación es dirigirse a Jorullo Point, un mirador de cristal con una fascinante vista de 360º, este regala vistas a la sierra, el río y el mar.
Para aumentar aún más la adrenalina, el Jorullo Bridge invita a los visitantes a recorrer el puente colgante vehicular más largo del mundo. Este se puede cruzar a bordo de un RZR e incluso caminando. Los 150 metros de altura son un deleite para las almas aventureras.
Isla Río Cuale
De acuerdo con el cronista de la ciudad, Juan Manuel Gómez, esta hermosa isla fue “creada por la madre naturaleza durante el tornado de 1926, el cual realizó una operación propicia que dejó mágicamente al descubierto el corazón del río”, narra el también novelista.
Esta se localiza entre la zona centro y la colonia Emiliano Zapata, siendo tres puentes colgantes la puerta de entrada al sitio. Una vez del otro lado, los visitantes pueden disfrutar de sus restaurantes, el Museo de Arqueología y del Centro Cultural Cuale.
Es habitual encontrarse con aves como pericos y garzas en el camino, así como nutrias nadando en el río. Para muchas personas, el lugar combina el ambiente de la ciudad con el encanto de la selva.
Un personaje que los vallartenses adoptaron con cariño es John Huston, director de la película que colocó a la perla verde del Pacífico mexicano ante los ojos del mundo; La noche de la iguana. Una escultura en honor del cineasta está colocada en el centro de la Isla y puede visitarse cualquier día.
Parque Nacional Marino Los Arcos
Este paraíso natural localizado frente a la playa Mismaloya, es ideal para descubrir la vida marina que habita las profundidades del océano, mientras se practica buceo y esnórquel. Sus corrientes marinas son ligeras y permiten una gran visibilidad incluso a 480 metros de profundidad.
Los Arcos ofrece aguas ideales para practicar paddle board y recorrerlas en kayak, así como descubrir las cuevas que se forman entre las inmensas rocas de granito que emergen en medio del mar.
Al ser un área protegida, distintas aves embellecen el espacio con su presencia. Pájaros bobos, pelícanos y pericos sobrevuelan la zona tranquilamente. Pero la vida debajo del agua también es vibrante, pues sus arrecifes son el hogar de peces payaso, mantarrayas, e incluso pulpos.
Estero El Salado
Durante años, expertos en biología han preservado esta área protegida. El Salado es el único estero urbano de Latinoamérica y cuenta con 168 hectáreas de manglares además de marismas.
Entre sus asombrosos habitantes se encuentra el cocodrilo americano, que puede ser visto de cerca por los visitantes, a través de recorridos y visitas respetuosas con el entorno. Estos avistamientos, se realizan en compañía de expertos, quienes profundizan en sus hábitos e importancia.
La fauna del sitio comprende 29 anfibios y reptiles como el garrobo y el cocodrilo de río, crustáceos como cangrejos violinistas, del cajo y cangrejo moro, además de 10 especies de mamíferos, como mapaches y zarigüeyas. También es posible realizar caminatas por el muelle rodeado de mangle.
Playa Boca de Tomates
El ambiente familiar y la camaradería que se vive en Boca de Tomates es algo que muchos viajeros buscan. Lejos de la suntuosidad de los grandes hoteles o los restaurantes gourmet, se localiza este espacio relajado y pacífico, famoso por sus ramadas que ofrecen cocina de mar.
Sus olas intensas contrastan con la serenidad de su gente, algo que resulta muy atractivo para quienes disfrutan de la banda sonora que proporciona el mar, combinada con la música de sus establecimientos y las charlas entre amigos.
Es importante saber que no se recomienda nadar en el mar o cerca de la desembocadura del río Ameca, pues se trata de una zona de manglares y hábitat natural de fauna silvestre.
Como dato adicional, es hogar del Campamento Tortuguero Boca de Tomates, que realiza una noble labor en la conservación y refugio para estos bellos reptiles.
Puerto Vallarta bajo el agua
Sin importar si se trata de la primera vez practicando el deporte o el visitante es un deportista experimentado, el destino ofrece lugares fuera de serie para bucear como un profesional.
Personal capacitado ofrece experiencias que conducen a los participantes hacia las profundidades del mar, donde yacen los restos de naufragios, arrecifes y cuevas submarinas.
Es posible llegar hasta las formaciones rocosas conocidas como “Las Iglesias”, sumergirse en la zona más profunda de la bahía en el Parque Marino Los Arcos y maravillarse con su Cañón del Diablo, así como encontrarse con Princesa Vallarta, un barco que reposa 200 metros bajo el agua desde 2016.
Malecón de Puerto Vallarta
Resulta imperdonable visitar Puerto Vallarta y no transitar por su malecón. Sus más de 1,500 metros ofrecen inspiradoras postales a la Bahía de Banderas, donde los atardeceres por sí solos son un espectáculo visual. Las fotos ni siquiera precisan de filtros con este escenario.
Los espectáculos al aire libre encienden las calles y el olor de las cocinas impregna el ambiente, invitando a los visitantes a detenerse lo mismo para probar algún antojito que para disfrutarlo durante el show al que todos están invitados.
Una recomendación es visitar el Hotel Rosita, el más antiguo en la perla verde del Pacífico mexicano. El inmueble inaugurado en 1948 representa una parte importante en la historia de Puerto Vallarta, considerado uno de los destinos de sol y playa más relevantes a nivel global.