Las otras cataratas de Misiones
Las Cataratas del Iguazú son famosas en todo el mundo y un símbolo de la exuberancia misionera. Pero el territorio de la provincia alberga otros saltos, escondidos en la selva, que encantan por su frescura y llaman a la aventura.
Misiones es la provincia de los ríos, de las cascadas y la selva. La provincia de los tucanes, de los senderos de trekking escondidos en el verde, de las barrancas que bajan hacia el agua y de los miradores formados naturalmente por el relieve.
Más allá de las Cataratas del Iguazú, que sin duda constituye el paisaje imperdible, ideal para comenzar o para terminar un circuito, hay en Misiones otros saltos que invitan a recorrer las rutas regionales.
Los más destacados son los Saltos del Moconá, protegidos en el Parque Provincial Moconá. La curiosidad es que estos saltos no se caracterizan por su altura, sino por la particularidad de su caída: corren en forma paralela al lecho del río, y tienen una altura de entre dos y cuatro metros en años de crecida, y de seis a ocho en años de bajante, según las precipitaciones. En otras palabras, si las aguas están muy altas, cubrirán la falla geológica que forma los saltos y no se podrán apreciar: aquí manda la naturaleza y de ella dependerá querer o no mostrarlos. El acceso al parque depende además de la altura del arroyo Yabotí, que debe estar bajo para que se pueda entrar. Para apreciar los Saltos del Moconá hay que tomar excursiones embarcadas, que permiten acercarse en lancha y tomar conciencia de su verdadera dimensión.
Otro punto donde emprender un itinerario para ver saltos parte de Puerto Bemberg, a media hora de las Cataratas del Iguazú. Desde aquí se puede remontar el Paraná en lancha para llegar hasta el recodo del río que permitirá descubrir el Salto de Yasi, que cae desde varias decenas de metros de altura.
Si se admira este paisaje fascinante, el paseo puede continuar en Aristóbulo del Valle, donde se encuentra el Parque Provincial Salto Encantado: el salto en cuestión se precipita desde más de 60 metros de altura, rodeado de varios miradores, aunque lamentablemente se dejó de lado del proyecto de instalar un teleférico para admirarlo desde lo alto.
Finalmente,
vale la pena visitar Piedras Blancas, un salto formado por el arroyo
Canal Torto cuando cae, entre grandes rocas, al atravesar un desnivel
del terreno. Una escalera permite bajar hasta el pie de la cascada y,
por qué no, entrar en alguno de los piletones naturales que se
forman entre las rocas.