Los cambios en la hotelería
Digna de ciencia ficción todavía en el año 2000, la electrónica aplicada a los edificios es hoy una realidad y la hotelería supo ser uno de sus principales canales de concreción.
La domótica es la convergencia de la ingeniería, la electrónica, el automatismo, la informática y las telecomunicaciones dentro de los edificios. Un tema cada vez más actual en momentos en que en Berlín se lleva a cabo la primera edición -luego de la pandemia- de la feria IFA en Berlín, una de las principales ferias mundiales de tecnología de consumo. El pasado junio, en París, el tema también fue el eje del mayor salón de equipamiento hotelero del mundo, el EquipHotel.
De hecho la hotelería es uno de los sectores que mejor supo aprovechar las nuevas tecnologías. Y la domótica ya es corriente en las habitaciones, en todo el mundo: sea un sistema inteligente de música que sigue al huésped por las habitaciones en un resort en Mendoza o un robot con aspecto de dinosaurio que realiza los trámites de check-in en un hotel japonés. El grupo Hilton generaliza las “habitaciones inteligentes” y el palacio parisino Paris J’adore llevó el concepto aún más lejos: las cortinas del baldaquino se pueden programar para abrir o cerrarse, al igual que la temperatura del toallero y el jacuzzi en el baño. También es posible personalizar el perfume ambiental y la programación musical dentro de cada habitación.
No sorprende más a nadie hoy día el hecho de poder controlar la iluminación, la temperatura o un televisor desde una tableta (o incluso desde el smartphone o el reloj conectado del huésped), en una habitación de hotel. Es posible también controlar la cerradura de la puerta y hasta el minibar.
La domótica facilita tanto la vida de los pasajeros, que logran mejores experiencias durante sus estadías, como la de los hoteleros. Estos últimos se muestran proactivos (los sistemas pueden detectar fallas antes de que el cliente lo señale) y realizan interesantes ahorros (de energía, sobre todo, al controlar luces y artefactos de climatización cuando los sensores detectan que la habitación es vacía).
La domótica permite personalizar la experiencia y la estadía de un pasajero, pero también el mismo establecimiento. En Japón, donde la robótica está totalmente integrada a la vida diaria, existen hoteles que funcionan sin presencia humana y donde todas las tareas fueron automatizadas y confiadas a máquinas, limpieza incluida. Ni hablar de los robots recepcionistas. En el Yotel de Nueva York la gestión de las valijas fue confiada a un robot. En los establecimientos de alta gama, la tendencia es a la integración y no a la sustitución: la domótica convive con servicios de alto nivel brindados por el staff de cada hotel. La directora de EquipHotel, Béatrice Gravier, opina que la tendencia va en este sentido para todo el sector de la hotelería: “Quien piensa en lo digital no piensa en la desaparición de las relaciones humanas. Al contrario. Los dos conceptos son complementarios, sobre todo cuando se trata de servicio y de hospitalidad”.