Un chapuzón de relax
Las termas entrerrianas invitan a un descanso cálido en medio del invierno. Grandes o chicas, con juegos para chicos y espacios de bienestar, se extienden junto a las orillas de los ríos Uruguay y Paraná, prometiendo una auténtica renovación por medio del agua.
Cuando la naturaleza se lo propone, logra milagros. Y se lo propuso en Entre Ríos, donde sobre las costas de los dos grandes cursos fluviales que enmarcan la provincia -el Uruguay y el Paraná- una auténtica ruta termal permite iniciar un viaje que entibia hasta lo más frío del invierno.
¿Por dónde empezar? Las opciones son la RN 12, hacia el oeste, y la RN 14, hacia el este. La primera lleva a Victoria, cerca de la capital provincial, para seguir en las Termas de María Grande y finalmente en La Paz. La segunda va paso a paso desde Gualeguaychú hasta Federación, con varias escalas intermedias. El resultado es que hay para todos los gustos y también para intentar más de una escapada cuando la tibieza del agua tienta para ahuyentar el frío.
El corredor del Paraná
Victoria está muy cerca de Rosario, cruzando el puente entre las dos ciudades. Se levanta en una zona de humedales, donde perdura un aire de pueblo que atrae a los amantes del turismo rural. Aquí el Parque Acuático y Termal Victoria del Agua renovó la propuesta turística con numerosos juegos, piscinas, plazas de agua y toboganes. Tiene dos paradores, un restaurante y el Spa Termal Anahí, con todo tipo de tratamientos de bienestar.
Un poco más al norte, las Termas de María Grande ofrecen nueve piscinas -tres cubiertas- de formas circulares, triangulares y trapezoidales, con temperaturas de entre 39ºC y 46ºC. Todo el complejo se levanta entre antiguos montes nativos, atravesado por una cañada, e incluye cabañas para que los pasajeros puedan alojarse.
Siguiendo camino, las termas más septentrionales del corredor del Paraná se encuentran en La Paz, un destino clásico para pescadores. Allí se puede conocer el circuito histórico y remar por los arroyos afluentes del Paraná, para luego descansar viendo la puesta de sol en el complejo, con sus once piscinas de agua salada, de entre 35ºC y 42ºC. La ubicación es única e invita a disfrutar la vida desde la terraza-balcón del edificio principal.
El corredor del Uruguay
Aquí lo único difícil es elegir. La RN 14 enlaza numerosas termas que van del sur al norte de la provincia. Gualeguaychú es el primer punto: la famosa ciudad del carnaval tiene dos complejos termales, las Termas del Guaychú -a 8 kilómetros del centro y a 100 metros del arroyo Gualeyán- y las Termas del Gualeguaychú, cuyas piscinas de aguas mesotermales oscilan entre los 27ºC y 42ºC. Siempre por la RN 14, más adelante Concepción del Uruguay tiene un interesante centro con piscinas cubiertas y descubiertas, donde se ofrecen actividades de entretenimiento y bienestar, así como bungalows y cabañas para alojarse y descansar sin tener que salir del predio. Incluye restaurante-confitería y proveduría, pero bien vale también recorrer Concepción por la riqueza de su historia y la cercanía con el Palacio San José.
Luego habrá que seguir camino: esta vez para detenerse, 50 kilómetros más adelante, en Colón. El menú de actividades es amplio: paseos náuticos a las islas, safaris de naturaleza, visitas a una bodega, avistaje de aves, cabalgatas. Pero las termas se imponen: recientemente renovadas, incluyeron -como ya tenía el complejo vecino de San José- juegos y piscinas especiales para chicos.
¿Ya estamos cerca del final? No todavía. Algo más al norte, Villa Elisa es otro clásico, con sus propias piletas cubiertas, semicubiertas y al aire libre (entre ellas una con olas que se activa en verano). Masajes, cosmetología y reiki invitan a quedarse. Además, aquí el agua termal es salada y surge a más de mil metros de profundidad con una fuerte mineralización. En las cercanías, el Parque Nacional El Palmar y la Aurora del Palmar son los destinos ideales para acercarse a la naturaleza.
Los últimos dos complejos son Federación (165 kilómetros al norte de Villa Elisa) y Chajarí (185 kilómetros al norte). La primera es una ciudad nueva, levantada cuando la Vieja Federación quedó bajo las aguas de la represa Salto Grande. Sus piscinas están entre las favoritas de los amantes del turismo termal: en pleno centro, tiene un sector pasivo (hidromasajes, pileta cubierta, sector para niños) y sector recreativo para practicar natación. Y por último, las Termas de Chajarí se extienden sobre 42 hectáreas y cuentan con siete piscinas, con iluminación subacuática, hidrojets, y jacuzzi de distintas profundidades. El sector recreativo dispone de una piscina semiolímpica cubierta y otra para niños.