Un crucero innovador
El Norwegian Joy navega en el verano boreal 2019 desde Seattle hasta Alaska, ofreciendo descubrimiento y entretenimiento a bordo. Un barco de vanguardia, recientemente renovado, para una experiencia inédita de lujo y exploración que propone itinerarios por la costa oeste norteamericana y otros destinos durante el año.
El decimoquinto barco de Norwegian Cruise Line, el Norwegian Joy, surca durante este año las aguas de la costa occidental norteamericana. Y lo hace a lo grande, después de una renovación que superó los 50 millones de dólares y lo dejó casi idéntico a su barco gemelo, el Norwegian Bliss.
El Norwegian Joy, que forma parte de la flota de 16 barcos de la compañía, es el segundo de la clase Breakaway Plus, la más exitosa de la marca, y su itinerario boreal de este año es sin duda tentador: se trata de cruceros de siete días desde Seattle a Alaska visitando Ketchikan, Juneau, Icy Strait Point y Skagway (todos estos puntos en Alaska) y también Victoria en British Columbia (Canadá).
Además, comenzando el otoño boreal navegará desde Los Angeles (California) hacia la Riviera Mexicana, así como al Canal de Panamá desde Los Ángeles y Miami (Florida). Y a partir de 2020 navegará el Caribe desde Miami.
Diversión sin parar
El Norwegian Joy es el primero de la industria que incluye una pista de carreras de go-kart, un área de Láser Tag al aire libre y una sala de juegos de realidad virtual, la Galaxy Pavilion. Siempre en materia de entretenimiento, presenta -por primera vez en un barco- el musical nominado a los premios Tony Footloose, basado en la popular película con Kevin Bacon sobre un joven de Chicago que revoluciona con música y baile un pequeño pueblo. La obra comparte el escenario principal con el escenario de acrobacias aéreas Elements, centrado en los cuatro elementos: Tierra, Aire, Agua y Fuego. Y no es todo, porque otro increíble espacio es The Cavern Club, como el legendario club de Liverpool donde se presentaban The Beatles, por supuesto acompañado con las notas de la legendaria banda inglesa.
Pero no todo es show: también es el único barco de la flota que cuenta con habitaciones categoría Concierge, más amplias y lujosas, con restaurante privado y servicio de conserjería las 24 horas. La reciente renovación de la embarcación, por otro lado, aportó mejoras a la pista de carreras y a la sala de VR, además de ofrecer nuevos restaurantes y bares. Los amenities incluyen justamente siete espacios de restauración especializados: La Cucina, Cagney’s, Le Bistro, Teppanyaki, Food Republic, Q y Ocean Blue, además de otros cinco abiertos para el desayuno, almuerzo y cena.
“Estamos muy emocionados de traer a Norwegian Joy a Norteamérica para navegar junto a su barco gemelo, el Norwegian Bliss,” explicó Andy Stuart, Presidente y CEO de Norwegian Cruise Line. La naviera tiene una historia de 51 años superando los límites de los cruceros tradicionales: sobre todo porque revolucionó la industria al ofrecer a los huéspedes la libertad de diseñar sus vacaciones a bordo ideales, sin horarios de comida, con numerosos entretenimientos y sin un código de vestimenta formal.
El itinerario por la costa oeste norteamericana forma parte de los recorridos de los cruceros Norwegian por cientos de destinos deseados en todo el mundo, que incluyen también Great Stirrup Cay -la isla privada de la compañía en las Bahamas- y Harvest Caye en Belice. Todo con la comodidad de disponer de varias opciones de alojamiento, ya que el abanico abarca desde habitaciones para viajeros individuales a mini-suites, spa-suites y The Haven by Norwegian, un enclave de lujo con suites, piscinas y restaurante privados.