Un día en Roosevelt Island
La isla, ubicada en el East River entre Manhattan y Queens, es un espacio único que combina historia, modernidad y serenidad.
El vecindario de Roosevelt Island, que oficialmente forma parte de Manhattan, tiene una longitud de solo 3,2 kilómetros y 240 metros de ancho en su punto más extenso. A pesar de su tamaño, alberga una rica historia que va desde haber sido un lugar de cuarentena en el siglo XIX hasta su conversión en un barrio residencial deseado en la década de 1970. Hoy, con alrededor de 12.000 residentes y una creciente infraestructura, la isla es un lugar perfecto para una visita relajada lejos del bullicio de Manhattan.
Comenzando el día en el teleférico de Roosevelt Island
Una de las mejores formas de llegar a la isla es a través del Roosevelt Island Tramway, el icónico teleférico que conecta la isla con el este de Manhattan. Este teleférico, que sale cada 7 a 15 minutos desde la calle East 60th Street y Second Avenue, ofrece impresionantes vistas panorámicas del río y el skyline de la ciudad. Es una experiencia visual inigualable, ideal para capturar el paisaje desde lo alto, ya sea observando el puente de Queensboro o las calles de Manhattan.
Al llegar a la isla, el Roosevelt Island Visitor Center Kiosk recibe a los visitantes con información útil sobre los principales atractivos de la zona. Al salir del teleférico, el visitante se encuentra rodeado por una tranquila atmósfera que contrasta con el bullicio de Manhattan.
Cornell Tech, innovación y arquitectura futurista
Uno de los primeros lugares por explorar en Roosevelt Island es el Cornell Tech Campus, inaugurado en 2017. El campus es un símbolo de la innovación tecnológica en Nueva York, con su Bloomberg Center y el Tata Innovation Center, cuyas estructuras de cobre y vidrio son visualmente impactantes. La isla no solo destaca por su arquitectura moderna, sino también por el equilibrio entre tecnología y naturaleza, con senderos verdes que invitan a los visitantes a recorrer la zona a pie. Tras un recorrido por Tech Walk, se puede parar en The Café para disfrutar de un café antes de seguir explorando la isla.
Naturaleza e historia en el Southpoint Park y Smallpox Hospital
Desde Cornell Tech, un sendero conduce al Southpoint Park, un espacio verde bordeado por el río. El parque ofrece una oportunidad única de disfrutar de vistas al cartel de Pepsi-Cola y las torres de Hunters Point en Queens. Entre los puntos más interesantes del recorrido se encuentra el Strecker Memorial Laboratory, un edificio histórico construido en 1892 que ahora sirve como subestación del metro.
A poca distancia se encuentran las ruinas del Smallpox Hospital, un edificio gótico diseñado por James Renwick Jr., conocido por su trabajo en la Catedral de San Patricio. Aunque no se puede ingresar, las ruinas cubiertas de hiedra agregan un aire misterioso al entorno.
Parque Four Freedoms y Blackwell House
En el extremo sur de la isla se encuentra el Franklin D. Roosevelt Four Freedoms Park, diseñado en los años 70 por el renombrado arquitecto Louis Kahn, aunque no se completó hasta 2012. Ofrece un ambiente de calma, perfecto para reflexionar mientras se disfruta de las vistas panorámicas de Manhattan.
Al caminar hacia el norte, los visitantes encuentran la Blackwell House, construida en 1796 y una de las estructuras más antiguas de la isla. Esta casa, restaurada con esmero, recuerda los primeros días de la isla, cuando era una granja privada. Enfrente, el Mercado de Agricultores de la Isla Roosevelt ofrece productos frescos los sábados.
Un poco más al norte, la Capilla del Buen Pastor, una pequeña iglesia victoriana construida en 1889, destaca por su fachada de ladrillo rojo. Actualmente funciona como centro comunitario, pero sigue siendo un testimonio del legado religioso y arquitectónico de la isla.
El Octagon y el Parque del Faro
En la parte más septentrional de la isla se encuentra el Octagon, una impresionante estructura de piedra que en su día fue el centro administrativo de un asilo de salud mental de Nueva York. Restaurado y transformado en un complejo de apartamentos, el edificio conserva su grandeza histórica. No lejos de allí, el Parque del Faro ofrece un espacio verde ideal para relajarse, con vistas al faro neogótico construido en 1872. Además, una instalación artística rinde homenaje a la periodista Nellie Bly, conocida por su investigación encubierta sobre el trato a los pacientes en el asilo de la isla.
Para terminar el día, el Graduate Hotel New York ofrece la Panorama Room, un bar en la azotea que abre sus puertas al atardecer. Desde allí, los visitantes pueden contemplar cómo las luces de Manhattan se encienden mientras disfrutan de un cóctel.