Turismo Gamificado, la nueva aventura de la Generación Z

Los Zoomers están acostumbrados a interactuar, informarse y entretenerse a través de las pantallas. El turismo y los videojuegos forman para ellos una inesperada pero prometedora alianza.
De ser simples herramientas de ocio, los videojuegos pasaron a convertirse en verdaderos puentes entre marcas y destinos para la generación que nació entre los años 1997 y 2012. El turismo, tradicionalmente asociado a folletos, experiencias físicas y campañas visuales, comienza a redefinir su manera de inspirar a esta franja etaria.
Durante la pandemia, varias regiones utilizaron plataformas como Fortnite para mantener viva la conexión con el público. El último destino que se sumó a esta movida es la Ciudad de Buenos Aires. Sigue en esto los pasos de regiones europeas
En Italia, el Ministerio de Asuntos Exteriores fue un paso más allá: desarrolló su propio videojuego, «Italy: Land of Wonders», para dispositivos móviles. El juego, que combina puzzles con información cultural, tiene como objetivo promover el patrimonio italiano entre los jóvenes de todo el mundo.

Buenos Aires y Minecraft: creatividad pixelada
Latinoamérica también se suma a esta tendencia. En marzo de 2025, la ciudad de Buenos Aires fue recreada en Fortnite por un equipo de desarrolladores locales en colaboración con el Ente de Turismo porteño. La experiencia permite recorrer íconos como el Obelisco, Caminito y la Floralis Genérica. Propone misiones que combinan historia, cultura y arte urbano. La propuesta no solo está generando viralización en redes, sino también interés genuino por parte de gamers de todo el mundo que nunca habían considerado visitar la Argentina y seguramente la integrarán en sus futuros planes de viajes.
Otro caso notable es el de Nueva Zelanda, que diseñó un mod dentro del universo de Minecraft para representar sus paisajes naturales y culturales. Esta versión permite a los usuarios explorar montañas, volcanes, playas y construcciones maoríes, mientras se les ofrece contenido educativo. La iniciativa, orientada a escuelas y público adolescente, tuvo un fuerte impacto en mercados emisores como Australia, Reino Unido y Japón.
¿Por qué funciona?
Las cifras respaldan esta estrategia. Unos estudios recientes indican que el 90 % de los jóvenes de entre 15 y 34 años juega al menos una vez al año. Además, los videojuegos permiten una inmersión emocional, personalizada e interactiva que supera en muchos casos a los medios tradicionales. Los jugadores no solo observan un destino, sino que lo habitan virtualmente, lo exploran y lo recuerdan. Eso crea una conexión más duradera que cualquier otra forma de comunicación.
La hotelería también está explorando este universo. El grupo Accor, por ejemplo, firmó un acuerdo con Gamestream para instalar mini-PCs eco-responsables con juegos familiares en los lobbies de sus hoteles, ofreciendo entretenimiento digital como parte de la experiencia de alojamiento.
Por otro lado, la posibilidad de crear experiencias inmersivas en mundos abiertos, como Roblox, Valorant o el propio Metaverso, abre nuevos caminos. Las marcas turísticas pueden insertar allí desde stands virtuales hasta misiones culturales, rutas gamificadas o incluso pruebas que recompensen con descuentos o beneficios en la vida real.

El desafío de hablar un mismo idioma
Para tener éxito, las marcas deben adaptarse a los códigos de los jugadores. Eso implica respetar la estética, el lenguaje y las dinámicas propias de cada universo virtual. No se trata de imponer un mensaje, sino de integrarse a una comunidad con sus reglas y hábitos.
Algunas marcas ya lo entendieron. Campañas como la de Kia para League of Legends o acciones de co-branding en Rocket League demostraron que, bien ejecutadas, estas estrategias no solo construyen imagen, sino que también generan engagement y resultados medibles.
A medida que la Generación Z gana protagonismo en el consumo turístico, los videojuegos se consolidan como una vía innovadora y eficaz para inspirar el deseo de viajar. Desde la exploración virtual hasta la reserva real hay solo un clic de distancia, y el sector turístico tiene ante sí la oportunidad de conquistar a una nueva generación con las herramientas que mejor maneja: las del mundo digital.