Volvió el turismo y la turismofobia
Fue uno de los mayores retos del sector antes de la pandemia y volvió a manifestarse en varios de los lugares más visitados de Europa.
El sobreturismo es un fenómeno asociado principalmente con Europa antes de la crisis sanitaria, porque el Viejo Continente es la región más visitada del mundo. Los casos más emblemáticos fueron los de Barcelona, Venecia o Dubrovnik, pero también hubo manifestaciones de malestar en lugares que terminaron por recibir flujos difícilmente manejables por sus magnitud, como en Islandia, en Brujas y otros destinos.
Muchos analistas del turismo pensaron que la pandemia podría haber terminado con el sobreturismo y su corolario inmediato, la turismofobia. Se notan cambios de hábitos y en la manera de encarar los viajes; sobre todo en Europa, justamente, donde aparecieron nuevas tendencias como la “vergüenza de volar” o agencias especializadas en el turismo regenerativo. Pero no es suficiente. Y las primeras muestras de la hostilidad hacia los visitantes en 2022 se hicieron notar nuevamente en España, el país que apostó toda su recuperación económica pospandemia al turismo y vuelve a ser uno de los dos más visitados del mundo este año.
En Barcelona, aparecieron pintadas en las calles en contra del turismo durante la Fiesta Mayor de la Gràcia, el mayor festejo del mes de agosto en la capital de Cataluña. Estas consignas eran todas hostiles hacia los turistas, como por ejemplo: “Turistas, iros a casa», «Caña a la gentrificación», «Si hay más turistas que vecinos, ¿son unas fiestas de barrio?”.
La Municipalidad trató de hacerlas desaparecer a la mayor brevedad, pero su aparición muestra claramente el malestar que volvió a instalarse en la ciudad frente a gigantescos flujos de turismo. Lo mismo tratan de hacer las autoridades de varios balnearios que legislaron para luchar contra el llamado “turismo de excesos” y para tratar de convocar un turismo de mayor calidad y menor cantidad.
Al igual que Venecia, Dubrovnik es otro destino víctima de su belleza y de un éxito demasiado extremo. Esta ciudad costera fortificada se considera como la Perla del Adriático. El turismo fue una bendición para el desarrollo y el bienestar de la región luego de la independencia de Croacia, pero su desmedido éxito a raíz de “Game of Thrones” la vacía de sus habitantes y la transforma en un mero decorado para turistas.
En las antípodas de Europa, el pequeño balneario de Byron Bay, en Nueva Gales del Sur, recibe más turistas que los habitantes que tiene. La presión llegó a un punto tal que los alquileres son más elevados que en las dos principales ciudades de Australia, Sydney y Melbourne. El 40 % de los departamentos están alquilados mediante plataformas como Airbnb y la pequeña localidad de 9.000 habitantes tiene tantos “sin techo” como Sydney.
Si bien América Latina está lejos de conocer tales concentraciones y sus oficinas de turismo quisieran potenciar sus poderes de convocatoria, existe un temor en particular por el archipiélago brasileño de Fernando de Noronha. Su frágil ecosistema no podrá resistir mucho tiempo la creciente presión turística. A pesar de las limitaciones, la cantidad de viajeros es constante y los ambientalistas temen por su futuro.